Y
volvió a sentirse el olor a pólvora que avivó el ímpetu y el arrojo de los que
se enfrentaron al enemigo en defensa de la Revolución Socialista.
En
el escenario: tanques pesados y livianos, infantes, artilleros y bazucas
llevados con dignidad y suficiente moral por los legítimos dueños del
territorio que mercenarios trataron de mancillar.
La
angosta carretera con tortuosos obstáculos de ciénaga, única vía para llegar a
la cabeza de playa, no fue impedimento para que los gloriosos combatientes
acudieran seguros a salvar la naciente revolución de los humildes, por los
humildes y para los humildes.
La
presencia del líder en la primera línea de combate fue acicate que fortaleció a
los aún inexpertos y casi niños milicianos, pero que al mismo tiempo
desmoralizó al usurpador
Cuando
es justa la causa de los pueblos, cuando se intenta despojar aunque sea un
centímetro del territorio, máxime si son apátridas los atacantes, se lucha
hasta con los dientes.
Por
vez primera, la historia reconoció a un pueblo que recién triunfante en un
proceso revolucionario de justicia social, se enfrentara el poderoso GIGANTE
DEL NORTE y obtuviera la VICTORIA.