Aunque en la partida de mi
nacimiento reza que vi la luz aquí en la ciudad de Manzanillo, fui llevada de
pequeña lejos de estos lares y de nuevo aquí después de tanto tiempo, siento
que he sido importada, que me perdí muchas cosas lindas en esa ausencia aún
cuando me lastima el maltrato a cada piedra de la ciudad. Tanto que os relato
un suceso cotidiano…
Hace dos miércoles
atrás, mientras caminaba por el parque
central de la ciudad, el Carlos Manuel de Céspedes, me acerqué a un niño de
unos 3 o 4 años, que partía unas
florecillas relindas que adornan un
costado de su Majestad: la emblemática GLORIETA de Manzanillo. El pequeño,
había cruzado la verja y estaba dentro del jardín, es decir bajo sus pies
quedaba el manto natural de donde nacen esas florecillas.
Miré el entorno para ver si
adivinaba al “dueño” de aquello niño y deduje que era un señor que se afanaba en
escuchar una conversación con audífonos incluidos, a través de su móvil. Sí,
era el hombre. Porque… Levantó la vista hacia nosotros, se quitó los artefactos
de sus orejas, inclinó su cuerpo y desde el puesto donde se encontraba…unos 15 metros, casi
voceó ¡Algún problema?.., el niño, que ni siquiera se había percatado de mi
presencia no se inmutó y siguió inclinadito en su inocente juego.
Levanté la mano en gesto de
que Ah...es usted,? y me acerqué. B. tardes, saludé. – Dígame; fue la respuesta
del individuo, mientras su vista iba más al
teléfono que a mí. Como educada empedernida repliqué.- Disculpe. B tardes, - Sí, sí dígame por favor,
espetó mi interpelado Compañero, le hablé,- hay un problema sí, su..Nieto, - dijo el
hombre, Bien, su nieto, mientras Usted está ocupado en la comunicación, está
haciendo algo incorrecto que seguramente él no puede dilucidar, pero Usted sí.
- Que hace en cuestión?. Arranca las flores del jardín y está dentro del propio
sitio estropeando el sembrado.- Pero si es solo un niño compañera. Eso no le
hace daño alguno, imagínese.
Hice un gesto de despedida,
sin contestar siquiera, no porque no tuviera argumentos, si no porque
sencillamente no valía la pena..Pero me reconfortó que el abuelo aquel, ante mi
actitud, se dirigiera hasta el pequeño y lo retuviera a su lado…
Si evoco el incidente es
precisamente por la necesidad que tiene nuestro patrimonio material de ser
cuidado y respetado…
Me siento como importada, ya
lo dejaba sentado al inicio, pero la GLORIETA de los manzanilleros, de los
granmenses, de los cubanos y del mundo es de aquí, nació aquí…vive aquí y ha
sido y seguirá por mucho tiempo siendo cómplice de nuestras vidas como
testigo..¿Mudo?...Bueno tal vez si pudiera hablar se quejara de esta y de otras
actitudes que sencillamente la irrespetan.
No cree Usted que 92 años es
ya una larga vida para la novia de una ciudad que lo menos que pueden hacer sus
habitantes es respetarla…? Entonces...Por qué no reverenciarnos ante este
símbolo y con hechos protegerla y conservarla siempre a salvo?
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