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miércoles, 22 de agosto de 2018

DONDE GERMINA LA SEMILLA DE LA HISTORIA PATRIA!


Hay simbolismos que hacen más fértil la tierra donde germina la semilla de la historia patria!
Mi comentario de hoy, es un ejemplo de ello, nació en Manzanillo, el 16 de agosto de 1925, y he ahí la coincidencia feliz: precisamente el día que quedó constituido el Primer Partido Comunista de Cuba por Carlos Baliño y Julio Antonio Mella.
Triste había sido su partida hacia tierras de la lejana Europa, pero respondía a la única alternativa que el momento exigía, pues encarcelado su padre por labores revolucionarias, una organización internacional de ayuda a luchadores por la justicia social propuso a los camaradas cubanos enviar a la Unión Soviética a los hijos de los familiares más necesitados. La madre decidió enviarlo en 1930. Desde las barandas de cubierta, el niño se llevaría la imagen que de su Patria conservó por el resto de sus días. Hacemos referencia al manzanillero Enrique Vilas Figueredo. Más tarde el resto de sus hermanos partieron también a la Patria de Lenin
El idioma, el clima, la costumbre del país eslavo fueron pruebas durísimas. Pero una de las personas que hicieron lo imposible por hacerle la vida más llevadera a Enrique fue una italiana llamada Tina, entonces a cargo de la sección latinoamericana de la Organización Internacional de Ayuda a los Revolucionarios.
Y como puede apreciarse, está nuevamente la señal coincidente cuando de ideas progresistas se trata, Tina adoraba a los cubanos, y tanto, que el gran amor de su vida era un nativo de la isla caribeña a quien todos llamaban Julio Antonio y que había muerto en sus brazos, asesinado en México pocos años antes. El cubanito Enrique la agradó a la italiana que quizás vio en él al hijo que no pudo tener con amor eterno, también cubano.
Pero hay más, simbolismo histórico, cuando Enrique arribó a la capital soviética, se encontraba allí otro héroe de nuestro pueblo: Rubén Martínez Villena, quien, agobiado por la precariedad de su salud, había conseguido que le permitieran salir del sanatorio y trabajar en las oficinas de la Internacional Comunista en Moscú. Una de las primeras actividades de Villena en Moscú fue ocuparse del niño Enrique Vilar.
Sería inacabable la historia imposible atrapar en unos cuantos renglones, pero sí estremecedora porque Enrique Vilar no pudo regresar a Cuba este joven de extraordinaria madurez revolucionaria, murió para depositar, en el alma del pueblo cubano, una semilla de espíritu patriótico, solidario, independentista, antifascista e internacionalista; de amor hacia un país del cual varias generaciones guardan imborrables recuerdos al tiempo que admiran su historia y su cultura.
No imaginaron jamás sus padres: César Vilar, uno de los dirigentes comunistas de la ciudad de Manzanillo y Caridad Figueredo, que el pequeño y paliducho Enrique que podía aparentar enfermizo, pasara a ser, un virtuoso del sacrificio, la entrega y el coraje ilimitados que tuvo la sensatez política, de alistarse siendo casi un niño y de manera voluntaria en el Ejército Rojo.
Recientemente, los manzanilleros celebramos el natalicio 93 de Enrique Vilar Figueredo, paradigma de la vanguardia que debe militar las filas de un Partido Comunista que celebra también igual aniversario de creado.
En la Plaza de La Victoria, de la capital de Belarús, se conmemora cada año, con ofrendas florares en el Fuego Eterno al Soldado Desconocido, la caída del combatiente internacionalista cubano.







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