EL ESPIRITU INDOMABLE SE LEVANTA COMO RAYO A LA SUBLIMIDAD.

En el instante definitivo y ante la serenidad del gigante, la muerte se postró de hinojos para llevarse afligida el secreto del último dolor, del postrer suspiro, del último de sus pensamientos.
Las montañas se estremecieron, las palomas detuvieron el vuelo, las palmeras inclinaron los penachos en señal de reverencia y las mariposas esparcieron el aroma para cubrir el cuerpo.
Pero el indomable espíritu se levantó como un rayo a la sublimidad, que gritó en silencio y fue escuchado por los pobres y desposeídos de la tierra y desde entonces cabalga junto a ellos, ellos sí saben de penas y de sacrificios pero también de paz, dignidad y de gratitud infinitas.
El resto de la humanidad que bien conoce el quehacer del adalid hacedor de sueños, siente muy profundamente allá adentro que El se haya ido físicamente, lo digo porque las gentes lindas, esas que tienen bien claro el sentimiento de la lealtad lo llevarán por siempre.
Muchos estábamos convencidos de que es inmortal, que perduraría todo el tiempo Y cuánta razón nos asistía, ahí está EL observando, guiando nuestros aciertos, alentándonos, rectificándonos y la única manera posible de hacerlo sentir dichoso, es enalteciendo nuestro sentido de ser cada día mejores seres humanos.
Cuanto escribamos, recordemos, testimoniemos, publiquemos, visualicemos, cantemos, en fin cuanta honra le prodiguemos al GUERRILLERO del tiempo, jamás será suficiente y eso nos anima a vivir cada día con la aspiración de saldar una deuda de agradecimiento.
Nuestro FIDEL resurge a la muerte…porque regresa intrépido de un baño de luz y como excepcional discípulo, pone su cuerpo a reposar junto a su MAESTRO.