Si alguien me hubiera
preguntado un día, si escribiría una crónica sobre el béisbol en Cuba, hubiera
respondido como Frank Camilo Morejón, cuando la víspera dijo a la prensa que
NO, que nunca soñó con que Granma fuera campeón nacional.
Y así hubiera respondido
porque es tema delicado escribir sobre la pasión de los hijos de esta tierra,
que ya pasa a formar parte de la cultura nuestra y especialmente porque todo
cubano sabe de pelota.
Sin embargo, la emoción
experimentada por los granmenses este
domingo 22 de enero, de hecho, gloriosa fecha Patria, aniversario 69 del
asesinato de Menéndez, infausto hecho que tuvo lugar aquí, en Manzanillo, -
hizo que sin pensarlo dos veces, dejara expresado mi sentir por la Primera
Victoria del equipo de la insigne provincia de Granma en el deporte nacional,
con los ALAZANES como sus protagonistas.
Y plasmo mis sentimientos,
con mucha cautela y respeto, dejo a los especialistas, los números,
estadísticas y el lenguaje técnico.
Verdadero símbolo que es ya
historia, fue el regalo de los muchachos de Carlos Martí al pueblo no sólo de
Granma, si no de Cuba.
Por vez primera en 40 años,
desde que en 1976, se produjo la división política administrativa, un equipo de
la provincia que lleva el nombre del Yate que hace 60 años trajo la carga
humana que juró SER LIBRES O MÁRTIRES, gana un campeonato nacional con la
satisfacción, la limpieza, disciplina y profesionalidad con que lo hicieron los
Caballos, por demás, la anotación que marcó la diferencia estuvo en las piernas
de Alfredo Despaigne, el mejor bateador de Cuba.
La victoria se produce en la
serie 56, año del desembarco de los expedicionarios y para agregar más emblemas
a esta coincidencia es el conjunto de esta provincia la que va a México, “como
si el Granma regresara victorioso a la nación centroamericana.”
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