Tu
corazón está ahora en la quietud, se reconforta y nos alienta, tu mente de
hacedor de promesas esculpe cada buen sueño posible.
Por
eso te sentimos entre nosotros, tu presencia te hace cada vez menos ausente.
Cada
día me convenzo más de que no te has
ido, mejor, que no te dejamos ni te dejaremos ir. Ese es y deberá ser el deber
de honor de los que aman.
Las
estrellas martianas que seguiste, también las cespedianas y de la madre de
todos, la Mariana, son ahora una junto a ti, en el fuego de la Patria amada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario