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jueves, 14 de febrero de 2019

VAMOS A SALUDAR A PAQUITO ROSALES


Con su voz diminuta Pablo Alberto pregunta a su abuela sobre eL monumento ubicado en el parque que está en el camino hacia su círculo infantil.

La abuela evita que el nieto la observe y aprecie el asombro en su mirada, mientras trata de buscar palabras también pequeñas para responder al niño.


Podrá comprender Pablito en su inocencia de infante quien es el hombre a cuya memoria se erige un monumento como agradecimiento de un pueblo que lo ama y respeta?


Que siendo tabacalero fue elegido en el año 1940 como alcalde de Manzanillo, pero no un alcalde ordinario, si no comunista, que durante su gobierno se realizaron múltiples obras en beneficio del territorio, como la extensión del servicio público de agua, el montaje de un laboratorio clínico y la construcción de numerosos caminos en los barrios rurales y que su pueblo sabía a diario el estado de los dineros que se empleaban en cada obra?


Como le explica la abuela al inquieto nieto que este hombre tuvo la sabiduría y la voluntad, de mejorar los servicios médicos, la extensión del servicio eléctrico y de educación?

Pablo Alberto tiene DOS años y si no puede comprender ahora totalmente lo bueno de este hijo de Manzanillo de  manos y mente prestas a dar, a compartir de manera austera el fruto del sudor del pueblo, mucho menos entenderá que precisamente por eso fuera asesinado.


Entonces, ella sólo atina a responder: es un hombre muy bueno, lindo, que quiere a los niños, los cuida y los protege siempre, sobre todo cuando vienen a jugar y ser felices en su parque.


Hoy el niño trasmite indescriptible emoción a la abuela, el hombre del monumento es su amigo, lo conoce y siempre que transitan por ese sitio le dice a su Mami, Ven, vamos a saludar a PAQUITO ROSALES.

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