Con
su voz diminuta Pablo Alberto pregunta a su abuela sobre eL monumento ubicado
en el parque que está en el camino hacia su círculo infantil.
La
abuela evita que el nieto la observe y aprecie el asombro en su mirada, mientras
trata de buscar palabras también pequeñas para responder al niño.
Podrá
comprender Pablito en su inocencia de infante quien es el hombre a cuya memoria
se erige un monumento como
agradecimiento de un pueblo que lo ama y respeta?
Que
siendo tabacalero fue elegido en el año 1940 como alcalde de Manzanillo, pero
no un alcalde ordinario, si no comunista, que durante su gobierno se realizaron
múltiples obras en beneficio del territorio, como la extensión del servicio
público de agua, el montaje de un laboratorio clínico y la construcción de
numerosos caminos en los barrios rurales y que su pueblo sabía a diario el
estado de los dineros que se empleaban en cada obra?
Como le explica la abuela al inquieto nieto que este hombre tuvo la sabiduría y la voluntad, de mejorar los servicios médicos, la extensión del servicio eléctrico y de educación?
Pablo
Alberto tiene DOS años y si no puede comprender ahora totalmente lo bueno de
este hijo de Manzanillo de manos y mente
prestas a dar, a compartir de manera austera el fruto del sudor del pueblo,
mucho menos entenderá que precisamente por eso fuera asesinado.
Entonces,
ella sólo atina a responder: es un hombre muy bueno, lindo, que quiere a los
niños, los cuida y los protege siempre, sobre todo cuando vienen a jugar y ser
felices en su parque.
Hoy
el niño trasmite indescriptible emoción a la abuela, el hombre del monumento es
su amigo, lo conoce y siempre que transitan por ese sitio le dice a su Mami,
Ven, vamos a saludar a PAQUITO ROSALES.
No hay comentarios:
Publicar un comentario